Estaba a las afueras de Tigre. En un polígono industrial. Era un edificio pequeño con la fachada frontal cubierto de grandes cristaleras del cristal que no se ve lo que hay en el interior. Lo rodeaba un jardín muy bien cuidado. Tenía placas solares en el techo. Se bajaron del auto y caminaron hacia el interior. Había un hall muy grande con una especie de sala con sofás de cuero y una mesa donde había una chica rubia tecleando en su computadora.
- ¡Buen día señor Esposito!- dijo la chica.
- Buen día Elena. ¿Cómo anda todo? ¿Qué tal Arturo y Matías?
- Bien, Mati creciendo cada día más. ¿En qué puedo servirle?
- ¿Pablo ha llegado?.
- Todavía no. Y estamos a la espera del nuevo director gerente. Tampoco ha llegado.
- Perfecto. Les presento, creo que ustedes dos no se conocen. Ella es mi hija, Mariana Lanzani.
- Encantada- dijo Elena con una sonrisa- Tu papá habla lindeces de vos. Está re orgulloso.
- Gracias- dije.
- Llama a Ana. Quiero que le muestre el laboratorio.
Elena agarró el auricular del teléfono y habló con la tal Ana. Minutos después bajaba una chica alta, delgada, espigada y rubia. Saludó afectuosamente a Carlos. Mariana fue presentada. Se sentía como una enchufada. Más que eso. Sabía que todas sus compañeras la odiarían por ser acomodada. La odiarían por ser la hija del jefe.
- Ana es licenciada en Química por la UBA- dijo Carlos- Mariana estudia allá.
- Buenísimo. Entonces tenés muchas cosas que contarme.
Pero Mariana se equivocaba. Ana la agarró por el brazo y la llevó adentro de los entresijos del laboratorio. El laboratorio tenía diferentes áreas de trabajo. Estaba dividido en departamentos. Estaba el departamento de Química que constaba de dos laboratorios. El de vía húmeda y el de instrumental. En este último estaban los aparatos más caros con los que contaba el laboratorio. El departamento de Microbiología contaba con dos laboratorios también. Contaba con el área de ensayos físicos que estaba en el sótano donde fundamentalmente hacían ensayos sobre materiales. Este no era el departamento que más beneficios reportaba a la empresa, pero tenían un importante contrato con un par de empresas constructoras. Tenían el departamento de Análisis Clínicos. Constaba de dos laboratorios equipados con las últimas novedades del mercado en cuanto a aparataje. Mariana se quedó sorprendida mirando alrededor. Siempre le había interesado mucho esa área. Allí tendría mucho que aprender. Y en un laboratorio más pequeñito tenían el área de veterinaria. No procesaban mucha cantidad de muestras de este tipo, por lo que era más bien pequeño. Y para coordinar cada departamento había un encargado de departamento. Y por encima de estos estaba el director gerente, ese que todavía no había llegado. Ana era la encargada del departamento de Calidad. Era la que estaba encima del resto de los jefes de departamento para que se hiciesen las cosas bien. Eran pioneros en la implantación de estándares de calidad internacionales.
- No creí que sería tan grande- dijo Mariana, abrumada.
- Tranquila, impresiona solo al principio. Después, te acostumbras. ¿Por dónde quieres empezar?
- Creo que el departamento de Química… al menos empezar por un viejo conocido ¿no?
- Sí, claro. Ven. Te voy a presentar a la chica que se encarga de él. Es también licenciada en Química.
Entraron en el laboratorio en cuestión. Era grande. Y todo el perímetro de la habitación estaba lleno de mesas de trabajo incluida la del centro. Había de todo. Mariana reconoció de a poco todos los aparatos que iba viendo. Eso le hizo sentirse como en casa. Anexo al laboratorio había una habitación pequeña que era el armario de reactivos, donde se guardaban todos. Tenía un olor un tanto peculiar.
- Rocio…- dijo Ana.
Se giró. Era una chica de mediana estatura. Rubia. Con el pelo larguísimo y ondulado. Llevaba lentes. Vestía jeans, una remera de color blanco y zuecos. La mirada de Mariana se iluminó.
- ¡Rochy!- dijo Mariana.
- ¡Lali!- contestó ella.
Las dos chicas se abrazaron efusivamente y se llenaron de besos. Cuando Lali llegó nueva a la universidad, se le asignó un tutor de un curso superior para que la guiase por los entresijos de la universidad. Esa tutora fue Rocío, que estaba en tercero de aquella.
- ¡No te la puedo creer! ¡Vos…! No te reconocí cuando me dijeron Mariana Lanzani- Lali levantó con disgusto el dedo en el que lucía su aro de casada- ¡Te casaste!- dijo Rocío abriendo mucho los ojos- ¡Enhorabuena!.
Entonces la puerta se abrió y entró Elena que parecía ligeramente alborotada.
- ¡Chicas! ¡Ha llegado el nuevo director gerente!. Y está buenísiiimo- dijo Elena.
- Ehhh… que vos estás casada- dijo Rochy.
- Eh, que esté casada no quiere decir que no pueda mirar. Y este pibe es una alegría para la vista… Hay reunión en la sala de juntas.
Rochy me agarró por el brazo y junto con Ana me llevaron a la sala de juntas que estaba en la planta baja. En la planta baja estaba el departamento de Calidad. El despacho del director gerente. Y el almacén tanto de muestras como de material del laboratorio. Había una sala de conferencias que era donde se reunían todo el personal de la empresa cuando era necesario. Y después estaba la sala de juntas, al lado, más pequeña y acogedora. En el centro tenía una mesa con muchas sillas. Mariana vio a Carlos y a Pablo al frente de la mesa, charlando junto a la pantalla blanca que se usaba para las proyecciones. Elena estaba ya sentada en su silla, haciendo anotaciones. Había en total ocho sillas. Ana se encargó de presentarle a todos los encargados de los distintos departamentos. Laura Anders, licenciada en Bioquímica era la encargada del departamento de Microbiología. La doctora Paula Reca era la encargada del departamento de Análisis Clínicos. Máximo Reca , hermano de Paula Reca, era el encargado del departamento de Ensayos Físicos. Daniela Aita, licenciada en veterinaria, era la encargada de este departamento.
- Buen día. Pueden ir acomodándose- dijo Pablo Lanzani.
Lali se sentó entre Rochy y Ana. Como no conocía a nadie más allí, le daba un poco de seguridad en sí misma. Justo en el momento que que todos guardaron silencio, llamaron a la puerta.
- Disculpen la tardanza- dijo él asomando la cabeza.
Una oleada de ira recorrió el pequeño cuerpo de Mariana. No solamente le tenía que soportar en casa, sino que también en el trabajo. Fulminó a su padre con la mirada. Peter lucía bastante bien después de la fiesta del sábado. Llevaba un traje de color gris con camisa blanca. La sonrisa de Carlos fue simplemente radiante.
- ¡Al fin!- dijo Pablo- Señoras y señores, les presento al nuevo director gerente, Juan Pedro Lanzani.

0 comentarios

Publicar un comentario

♪Dejanos Un Comentario...♫