Capítulo V, Ojos bien cerrados



Cuando cerraba una negociación con Carlos, el Gerente General de otra empresa, hicimos buenas migas, yo tenía todo el poder de negociación y le extraje todo su excedente, pero para que él quedara con la sensación de que había negociado bien le devolví un poco al final de proceso, quedando ambos muy contentos.
Conversamos un rato y cuando yo le dije que me iba para el hotel le pareció raro y me pidió un poco más de explicaciones. Yo le conté a grandes rasgos que me habían echado de casa y por eso vivía hace unos días en un hotel. El rápidamente dijo que esta negociación merecía una celebración y como él iba a una fiesta muy buena debía acompañarlo. Mi esposa no había respondido el mensaje que le había enviado la noche anterior y llegar a dormir tan temprano al hotel me daba depresión, por lo que el panorama me venía de maravilla, entonces accedí a ir a la fiesta.

Mientras manejaba siguiendo a Carlos, sintonicé una canción que escuchaba en la universidad antes de ir a cualquier fiesta, “Tuta Tuta” de los Auténticos Decadentes. Mientras cantaba la canción en al auto no me percaté de las calles que cruzábamos y cuando tomé conciencia me di cuenta que estaba en los suburbios de la ciudad, lo que me pareció muy extraño.

De repente Carlos entró a una casa inmensa, cuando me tocó pasar por los guardias noté que estaban armados, me pidieron que guardara el teléfono a lo que accedí sin mayor problema. Una vez que me bajé del auto entramos a la casa donde otros guardias, también armados, nos registraron al parecer asegurándose que no portáramos armas, lo cual me empezó a generar una sensación de desconfianza.

Después de la revisión nos hicieron pasar a un salón grande donde había mucha gente, pude reconocer famosos empresarios y políticos en una escena a momentos aterradora. Me sorprendió mucho ver mesas con recipientes que tenían gran cantidad de cocaína para que consumiera quien quisiera. Me dieron ganas de arrancar del lugar, pero había perdido a Carlos y quedé sin saber qué hacer. De repente, a lo lejos lo vi, mi sorpresa fue gigante pues se estaba abrazando y besando a un sacerdote e inmediatamente me pregunté “¿dónde mierda me vine a meter?”. Para peor, segundos después frente a mí pasaba un ex presidente de la república a poto pelado persiguiendo a dos modelos desnudas, mi preocupación fue máxima.

La primera reacción fue irme, pero los guardias del lugar me lo impidieron, por lo que de la preocupación pasé rápidamente al miedo. Mi segunda acción fue meterme a un baño y cerrar con llave, donde me puse a pensar con más calma qué podría hacer. Después de unos segundos vi por la ventana del baño que mi auto estaba cerca de ese lugar. Me pregunté por unos momentos si me convenía salir, meterme al auto y arrancar, pero cuando sentí que trataban de abrir la puerta del baño actué de forma instintiva. Salí por la ventana, corrí hacia el auto y justo cuando me estaba metiendo en él apareció un perro que me mordió la pierna y rasgó parte del pantalón, alcancé a cerrar la puerta mientras el perro se quedó ladrandome muy fuerte. Ante el ruido los guardias salieron con las armas en la mano y se dirigieron a mi auto, mientras yo trataba de esconderme para que no me vieran, pero el maldito perro hizo que mi esfuerzo no sirviera de nada, ya que los guardias me vieron y comenzaron a gritar que saliera del auto. Yo no sabía qué hacer, sólo pensaba que si salía de esta situación me portaría muy bien de ahora en adelante, mientras los guardias decían a gritos “salga del auto”, “páseme el teléfono”, “en esta fiesta no se pueden sacar fotos”, pero yo estaba congelado y no atinaba a nada. Los guardias decidieron romper la ventana del auto y sacarme a la fuerza quitándome el teléfono y llevándome a la cocina de la casa.

Una vez en la cocina, los guardias muy enojados, no paraban de gritarme mientras que uno de ellos revisaba mi teléfono para ver si yo había sacado fotos, por casualidad activo mi aplicación de twitter,me miro sorprendido diciendo “¿tú eres el Gerente2012?, todos nosotros somos seguidores tuyos y nos reímos mucho con tus tweet”, otro guardia dijo que era todo un honor conocerme, por lo que después de un rato estábamos tomándonos un ron compartiendo historias. Después de aproximadamente una hora, me dejaron ir con el compromiso de que yo no revelaría nada de la fiesta y ellos también se comprometieron a no revelar nada de mi identidad, entonces me fui al hotel.

Cuando llegué me crucé con el barman quien al ver mi pantalón roto, por la mordedura del perro, se dispuso a decir algo pero no alcanzó dado que yo le dije “mira weón no quiero que vuelvas hacer bromas con respecto a los pantalones apretados de mariachi, no ando de humor”. El barman se puso colorado y siguió su trayecto hacia el bar y yo hacía mi habitación.

Ya sin adrenalina me acosté, me reí un poco de toda la aventura que había vivido y cuando me disponía a dormir sonó mi teléfono indicando que había recibido un mensaje, al revisarlo vi que era de mi esposa, decía “que duermas bien”, después de leerlo sonreí y me puse a dormir otra noche más solo.

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