En la tele, el rating es lo más certero que rige a los productores. Todo lo demás se alimenta de especulaciones fantásticas. Sin embargo hay algunas “fórmulas” en la tele. Las buenas duplas de conductores, las que en conjunto potencian el humor y trasladan una relación casi de amistad al programa, es una de ellas.
Hoy, en El Trece, Denise Dumas y José María Listorti funcionan, son como un condimento que agrega “momentos de familia” al programa. Ella conoce a su mujer, Mónica, y él a su marido, el actor “Campi” (Martín Campilongo). Ambos recurren a intimidades y problemáticas hogareñas y logran, así, reírse uno del otro y hacer reír al televidente.
En Telefe la dupla de conductores “amigos” de Leonardo Montero y Verónica Lozano encontraron el modo de llevar adelante AM y PM con alegria, sarcasmo, ironía y optimismo. Ambos comparten un punto de vista similar por las celebrities de turno del mundo del espectáculo. Entonces pueden transitar el mismo tipo de humor y mantener una complicidad absoluta para presentar cada tema. Al mismo tiempo, frente a una temática más seria, entre los dos sostienen el mismo tipo de sensibilidad y no se arrastran en ningún tipo de solemnidad o lástima fácil.En América, Mariana Fabbiani y Humberto Tortonese conforman la pareja estrella del canal. Si bien la conductora es Fabbiani, cuando su amigo “Humber” analiza la tele con ella, RSM potencia su humor. Él se burla abiertamente de lo que ve, se ríe sin límites. Ella, mucho más medida, no se atreve a lanzar su opinión de la misma manera, pero recibe esos chistes y libera sus mejores carcajadas.
Y en Canal 9 hay otra nueva dupla que componen esta “fórmula secreta” para una conducción exitosa, son los de TVR, Pablo Rago y Gabriel Schultz.
Estas cuatro parejas ponen su relación en acción con comentarios y miradas que van más allá de una convivencia laboral. Así, unidos por un pacto implícito de buena onda, las duplas televisivas se destacan por su unicidad y complemento. El uno potencia al otro, se produce el intercambio, la risa, la complicidad y, por ende, una conducción entretenida y armónica.
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