A los ojos de su mujer, es un hombre íntegro. Sus hijos lo ven como un señor protector que algo esconde. A la vista de sus aliados es un poderoso con agallas y, para sus enemigos, el mafioso a vencer. Eugenia Vedia se mira en el espejo de Vito Corleone y da vida a un auténtico “Padrino” en televisión.Hacía cinco años que la tele no lo veía circular por sus calles; Luís Brandoni se había reclutado en una “clínica teatral” y parecían poco factibles las posibilidades de que vuelva a incursionar en la pantalla chica. Para colmo, su registro en este ámbito siempre había sido humorístico, y no eran pocos los que todavía lo asociaban con aquel “cuñado” del Chiqui Fornari (Ricardo Darín) que brilló en Telefe.
Sin embargo, Claudio Villarruel vio en él al “patriarca” de la familia Vedia y lo convirtió en uno de los personajes más imprescindibles de Caín & Abel.
Una justa medida de frialdad, combinada con algunos sesgos de ternura, para hacer de él un empresario “non santo”, padre de cinco hijos, poco amigo de sus amigos, y dócil ante el rudo carácter de su mujer.
“Cualquier similitud no es coincidencia” para quien practique un juego de parecidos con “El Padrino”, aquel mítico personaje cinematográfico, mafioso por naturaleza, manipulador nato, y auténtico usuario de la muerte por encargo.
Igual Eugenio Vedia, que levantando el teléfono o mirando a los ojos, ordena matar hasta a su mejor amigo. Seduce a su séquito en su despacho y utiliza la parsimonia para encargar violencia.
A él también como a “Don Corleone” le tira la sangre familiar y la sangre de la muerte; le gusta preparar el asado y tener su mesa de domingo llena, y no quiere a nadie obstaculizando su camino financiero. A
demás, como aquel “Padrino”, Vedia, por sabiduría, inteligencia y prestancia, tiene en Simón (Fabián Vena) al hijo que se eclipsa con sus virtudes, y con esa gran ciclotimia que sólo demuestran los que saben ser “Padrinos”.
(Television.com.ar)
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