Esta historia ocurrió hace cinco meses, cuando ella era simplemente Victoria Saravia, una modelo uruguaya de 24 años que quería triunfar en la Argentina.

Era la época en que Vitto -así la llaman- iba de casting en casting buscando una oportunidad de trabajo. Así fue como llegó a las pruebas para convertirse en una de las secretarias de Sábado Bus. Tres veces fue Victoria a enfrentar las cámaras, a ensayar el saracatunga. Estaba feliz: había quedado seleccionada. Entusiasmada, ya le había adelantado a sus amigas que iba a ser una de las chicas de Nicolás Repetto. Pero, imprevistamente, poco antes de que debute el programa, alguien de la producción la llamó para decirle que no iba a estar en el ciclo. ¿La razón? “Sos muy petisa”, le dijeron. Victoria se enojó y protestó. “Me hicieron perder el tiempo y encima no me pagaron”, les dijo. Después, las vueltas de la vida hicieron que finalmente se haga famosa, pero por otro motivo: los besos con Diego Forlán. Y las cosas comenzaron a acomodarse. La semana pasada, la casualidad entró en juego y Vitto cerró el círculo: se encontró con Repetto en un restaurante de la Costanera. “Se acercó, me pidió disculpas por lo que había pasado. Se portó como un caballero”, contó ella. Y así terminó la cosa.

Ahora, yo me pregunto: si Repetto contrataba a Victoria, ¿ella hubiera conocido a Forlán? Me parece que la gente de Sábado Bus le hizo un favor.

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