“Soy una mamá que salió a buscar a su hija sin un doble discurso”. “La encontré, pero no como hubiera querido”. “La única verdad es que mataron a mi hija”. “Mucho de lo que se dijo es una novela de Migré”. “Mi familia es una familia común”. “Tengo el corazón destrozado”.
Carola Labrador eligió un escrito para comunicarse con la prensa y para dirigir su mensaje hacia el resto de los argentinos que sigue, día a día, la causa por el crimen de Candela, su nena de 11 años que fue asesinada hace casi un mes en el partido de Hurlingham.
Aunque se había anunciado que iba a dar una conferencia de prensa, finalmente un amigo de la mujer, Gonzalo Corzo, fue quien se presentó en Pablo Podestá con el escrito que rompió el silencio en el que se había sumergido Labrador hace semanas.“El dolor y el acoso mediático que sufrió hacen que hoy no esté aquí”, dijo Corzo, en referencia a la ausencia de Carola.
El hombre, quien es compañero de trabajo de Labrador, no respondió preguntas a los periodistas presentes en la lectura de la carta. Sólo atinó a responder: “Venimos a traer su palabra y que llegue su mensaje”.
De todas formas, Corzo se encargó de despejar cualquier tipo de duda sobre las sospechas que habían caído sobre el rol de la mujer durante el secuestro seguido de muerte de Candela y, luego, durante la investigación. “Pedimos justicia por este caso y la apoyamos. Que Carola sea querellante nos parece bastante positivo. La Justicia tiene que responder, la justicia tiene que estar en tribunales. Tenemos un pedido claro de Justicia: que se encuentren a los responsables”, concluyó.
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