Susana: "Sola soy feliz"

Autor: Telefe Family

Entrevista. La diva en la previa A poco de comenzar su 24 temporada (el jueves, por Telefe), habla de por qué aceptó hacer un programa diario, de Tinelli, de la comida, de la estética, del rating, de los hombres y de la vida. Una charla jugosa, con el sello inconfundible de Susana.

Gran anfitriona, pide que no sirvan la torta que come ella. Lejos de la gula y el egoísmo, Susana Giménez aclara, con un par de ingredientes, que la supuesta mezquindad no es tal: “¿Sabés qué pasa? Es de salvado y harina de trigo, una cosa así. Se une todo con una clara de huevo, sin azúcar ni nada”.

¿A qué sabe? A nada, pero te llena. Yo me comería un tarro de dulce de leche, pero la televisión te engorda, te lo juro por Dios. Te engorda cinco kilos.
Poblada de frases y salidas a lo Susana , la charla tiene su impronta, con esa generosa capacidad que tiene ella para hacer de una entrevista un ágil ida y vuelta entre dos voces y muchos temas. El coyuntural, acaso, sea su regreso a la pantalla, con la 24ª temporada de Susana Giménez , que, a su pesar, irá de lunes a jueves a las 21, por Telefe.

“Esta vez, la vuelta es picadita, porque todos los días me la van posponiendo. Arrancamos el jueves, finalmente, porque, si no, se nos caen todas las notas que ya están arregladas, inclusive con los extranjeros... porque se van. Estamos haciendo una obra en el estudio, con un ascensor por el que voy a subir (ver Un programa en construcción ). Es un ‘ opening ’, bah, una llegada, digamos. Todos los años cambiamos el modo en el que aparezco en escena, aunque una vez ya hicimos lo del ascensor, pero yo bajaba. Si no terminamos, el jueves yo salgo igual, sentada en el escritorio o en el living. Salgo como sea”.

Que finalmente sea un programa diario es una batalla que perdiste, ¿no? La verdad que sí. Yo le había jurado al público que no volvía a hacerlo todos los días. Por respeto a la gente no tendría que haberlo hecho... Pero el canal me ha apoyado durante tantos años, que yo también tengo que devolverle algo. Y, bueno, es una hora, ya no son las casi tres de cuando iba los domingos.
¿Por qué no querías que fuera diario? Y, para tener libertad. Pero al menos arreglé de lunes a jueves y luego sí, a la noche tarde o el viernes, me voy a Uruguay para poder estar con mis perros… No puedo pasar mucho tiempo sin ellos.
¿Con qué te convencieron? Con argumentos...

¿Y dinero? Sí, también. Pero Gustavo (Yankelevich), que es un tipo al que amo, me dijo ’ Susan, ahora está mi hijo (Tomás Yankelevich, director de programación de Telefe) , tenés que ayudarlo’ . Gustavo es como un consejero espiritual, un gran amigo (y emblemático productor suyo). Te habla así, con esos ojitos azules y desde el alma, y te convence.
Aparecés como la carta fuerte para librarle batalla a El Trece en el horario central...

Sí, puede ser, pero no quiero tomar esa responsabilidad. Subliminalmente sé que es así, pero no quiero sentir esa presión. Como no quiero sentir la presión del rating. No me gusta estar pensando en el minuto a minuto. Hay gente que vive mirando esos numeritos, yo nunca.

¿Vos pediste no competir con Tinelli (comienza el lunes 16, a las 22.30, por El Trece)? No competiría nunca más con Marcelo. Ya lo hicimos un par de veces y no, no quiero. Hacemos cosas diferentes. Para competir con él tengo que ponerme en bolas yo, y no lo haría. O hacer lo mismo que hace él con algunas chicas y sus polleritas y cortarle los calzoncillos a los tipos que vengan a visitarme.
Bueno, cuando hacés el concurso de “Mister primavera” llevás chicos en ropa interior… Eso lo vengo haciendo hace mil, pero sólo una vez al año. Lo que siento es que no es bueno hacernos competir. El tiene una enorme producción, y yo estoy cada vez más sola, me sacan la gente del canal, ya no me queda casi nadie conocido. Y a él “Bailando…” le salió brutal.

Pero dada la elasticidad de la grilla, si te va bien, tal vez te hagan pisar el arranque de “ShowMatch”.
No, de ninguna manera. Eso no está firmado, pero está hablado. No estiro nada. A las diez en punto termino o termino.
Sentada en uno de los livings de su casa de Barrio Parque, de calzas negras y buzo atigrado, reconoce que “no leo 14 diarios como la Chiqui (Mirtha Legrand), pero estoy bastante informada. Cuando me despierto leo los diarios y después, mientras corro en la cinta, veo tele”. El gimnasio personal ocupa la tercera planta de la casa, donde “también hay una pileta con agua caliente para hacer gimnasia. Ahora me estoy matando con el ejercicio porque cuando estuve en España, en el verano, me comí todo. Todos los días, jamón de Jabugo. Si (Máximo) Ravenna me veía se pegaba un tiro”.

Ante la pregunta del millón , ésa que hacen taxistas, compañeros de trabajo, curiosos, sí, Susana está flaca.
A esta altura, ¿te sigue preocupando la imagen? Sí, y más que antes. Cuando era pendeja no me importaba, salía siempre fantástica. Pero con los años querés verte bien, tenés que ser coqueta, por eso confieso que me arreglo más que cuando era chica. De todos modos, yo admiro a Mirtha, a la que nunca se la ve desarreglada, nunca despeinada.

¿Vos sí lo estás, acaso? Cuando no hago el programa o no estoy en producciones de fotos, estoy hecha una zaparrastrosa todo el día. Estoy siempre así, en calzas. Los zapatos me los puse por vos, pero, si no, ando en zapatillas.
La doble cita a Mirtha Legrand invita a preguntarle por las fotos públicas de su nieta, Juana Viale, besando a Martín Lousteau. Y ella aclara que “a mí no me gusta opinar de los demás, ni que opinen de mí. Y la televisión de ahora, en ese sentido, es un puterío. Cualquiera se siente con derecho a decir algo sobre otra gente. Por mí, hacé lo que quieras sin joder al otro. Y, además, no opino porque yo no soy ninguna santa”.
¿Ahora en qué estado estás? ¿Santa? Santa. No, santa no, estoy feliz.
Traducímelo, por favor.

Alone.
Sola. Sola soy feliz, pero feliz como nunca estuve en la vida. No convivo con nadie.
¿No te queda grande la cama? No, me queda chica. Tengo la computadora, el ipad , los libros, los controles que hay que tener para todo. Y a veces también se sube el gato. ¿No es precioso? Con nombre de rumbera, habla de “Beba Giménez, un gato de la calle que traje a vivir conmigo. Este no me va a cagar la vida”.
¿O sea que te bancás la soledad? No es que me la banque, la disfruto. Nunca estuve sola, siempre tuve un hombre al lado y no me ha ido bien con la mayoría. Jamás le diría que no al amor, pero no quiero seguir corriendo riesgos.
(clarin)

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