A punto de cumplir 37 años, Gonzalo Rodríguez dice que está acostumbrado a que lo llamen “Gonzalito” porque su nombre “se convirtió en un apellido compuesto” desde que apareció en la televisión. Pero sí se sorprende cuando le cuentan que aparece en la enciclopedia virtual Wikipedia. El conductor y notero de Caiga quien caiga estuvo en un balneario de Mar del Plata invitado por una marca de galletitas; llegó desde Pinamar, donde disfruta de sus vacaciones con su esposa Ignacia y sus dos hijos Simón (4) e Isabella (2).


—¿Cómo viene tu año?
—Con mucha expectativa porque es un año electoral; estará entretenido, divertido, dinámico. El programa volverá al aire a mitad de marzo o en los primeros días de abril.

—¿Cómo analizás las elecciones?
—Van a ser muy distintas a las últimas, con muchos precandidatos que no se sabe si serán candidatos. Hay mucha telaraña suelta y todavía no cayó ningún insecto. Se habla de una segunda vuelta entre Alfonsín y Cristina, y me parece que habrá ballottage por pocos puntos, a no ser que el Gobierno haga una jugada fantástica para que sume un poco más la imagen positiva de Cristina.

—¿Te parece correcto que el Gobierno maneje una gran estrategia de comunicación y tenga productoras afines?
—No estoy de acuerdo con que el Gobierno maneje los medios de comunicación y por supuesto que hay productoras afines. Lo bueno es que se logró sacarle la careta a varios medios y se les puso a otros como La Nación, Clarín, Página/12. Estuvo bueno para que la gente conozca o pueda leer a partir de una postura tomada.

—¿Ves ‘6, 7, 8’?
—Poco, veo poca tele. Es un programa que se para y dice las cosas desde un lugar tomado. Para algunos es respetable, para otros no, es una mesa de discusión con un contenido que se puede discutir.

El año pasado Rodríguez se convirtió en co-conductor de CQC. “Me sentí cómodo –asegura–, pero la columna vertebral del programa son las notas. Para mí fue una posibilidad de crecimiento, pero reconozco que lo mío es la calle”. Encargado de la sección “Proteste ya”, el periodista jura que nunca “me dio vergüenza ajena, siempre traté de ponerme del lado de los personajes”. También, dice, fue la causa principal por la que dejó de seguir a la presidenta Cristina Fernández: “Dejé de hacer notas de política. A Néstor y Cristina los seguí durante ocho años, fue mucho tiempo, imaginate todos los actos en los que estuve en contacto y las notas que les hice”.

—¿Extrañás seguirla?
—¿A ella? No. Sí extraño el jugo que te da exprimir un acto político, este año me da para salir a la calle de nuevo.

—¿Recibiste amenazas?
—Nunca. Sé que la productora recibió llamados, que lo resolvieron. No sé si de funcionarios, prensa, operadores. Trato de estar sano para hacer mi trabajo bien.

—¿Te subieron el sueldo?
—Es una buena pregunta para mi representante. El me hace un mix entre “curritos”, eventos, conducción, notas, marcas, publicidades y, en definitiva, no se entera de dónde viene todo. Estoy bien, llego a fin de mes (sonríe).

Dice que ser un rebelde del periodismo “tiene fecha de vencimiento, porque no lo haría toda la vida”, y da su opinión sobre los cambios de horario y días que sufrió el ciclo: “Hicimos un muy buen promedio de rating porque fue el mejor año en el arranque. Después fueron cayendo todos por la competencia (Tinelli). Arrancábamos muy tarde y aumentábamos el piso de rating del anterior programa cuando empezábamos a las 12.20 y terminábamos a la 1.30 de la madrugada.”

(perfil)

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