• El participante que sufre de disforia de género se jugó entero y en una charla sin desperdicio le relató a su compañera los pormenores de su sexualidad.
  • Más allá de comprender la profundidad de lo que el “hermanito” trataba de manifestarle, la chica tomó la sagrada confesión como algo intrascendente.
La historia de Alejandro comienza a crecer dentro de La Casa. El morocho buscó a cada uno de sus compañeros y, por separado, les cuentó las intimidades de su sexo.

Ahora, aunque todavía hay algunos participantes que no saben y/o no comprenden su situación sexual, Alejandro se jugó el todo por el todo al intentar contarle su problema a Natalí.
Y así, motivado por Luz- quien lo empujó a revelarle su historia a la “hermanita” de la cual gusta-Alejandro cumplió su cometido fríamente y sin obtener interés por parte de la receptora que jamás llegó a comprender el verdadero mensaje de Ale.

(primicias)

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