El triunfo asegurado es un grato recuerdo de otra época. Poner polvo y convertirlo en estrellas ya no es un talento innato de sus programadores. Telefe sabe que tiene las de perder y, sin embargo, no se rinde, ni se mete en la trinchera. Cambia, estrena, apura, apuesta y sueña con ganar el año.

Durante todo 2010, y más específicamente desde agosto -mes en el que empezó a perder con El Trece-, Telefe basó su estrategia en la fórmula de la prueba y el error. Pero pasó septiembre y octubre, y otra vez abajo, y llegó y transcurrió noviembre, y nuevamente en la segunda posición.

El canal se vio frente a una encrucijada: resignarse a perder el año a manos de El Trece o subirse al ring para pelear el último round. Eligió la segunda variante y, desde finales de noviembre, comenzó a ejecutar su "operación triunfo".

Volvió a revisar su tarde, y en vez de depositar su suerte en la repetición de Casados con hijos, echó a rodar A corazón abierto, una ficción típicamente latinoamericana, de aquellas que tan buenas divisas le generaron en otras épocas.
Además, el mismo día que despidió Casi ángeles, recibió Sueña conmigo, con la intención de retener al público adolescente en su pantalla.

Por otra parte, sacó de circulación la mayor parte de los ciclos que emitía luego de Caín& Abel, y apostó una vez más a la repetición de Los simuladores.
Para más, aceleró con todo los preparativos de Gran Hermano y El referí del matrimonio, y hoy promociona sus estrenos para el mes vigente.

No baja los brazos, quiere ganar y, a quienes lo dan por muerto, les muestra la programación con cambios y ajustes y les avisa: "No me doy por vencido, ni aún vencido"
(television.com)

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