Todo aquel programa que tenía intenciones de superar "el curso de ingreso a la TV", se veía en la obligación de aprobar tres materias: información, entretenimiento y educación. Eran esos los parámetros por los que se regían las leyes de la vieja tele. Son esos los estamentos que hoy gobiernan la estadía de Justo a tiempo en Telefe.
Dice un conocido proverbio que, aquel que no puede luchar contra sus enemigos, tiene la posibilidad de unirse a ellos. Este camino trasladado a la televisión de hoy implicaría decir que aquel que no puede combatir la televisión mediática, escandalosa, repetitiva, y autorreferencial, puede alinearse a esta tendencia.
Sin embargo, como en todo escenario de blancos y negros, también existen los grises, encargados ellos de preservar lo que supieron conseguir a las sombras, la propia quintita. A este minoritario grupo pertenece Julián Weich y el ciclo que desde hace dos años realiza en Telefe.
Porque Justo tiempo informa y educa a través de un juego didáctico en el que se repasan las leyes de tránsito, se brinda educación vial y se suma algunos porotos a la cruzada para evitar accidentes.
A su vez, "La nena más buena del mundo" existe y tiene su espacio de homenaje en este programa que, aunque no acostumbra a hacer estos cumplidos, se permite licencias para informar sobre la existencia de una chiquita solidaria, educar sobre las necesidades de un hospital, y entretener a partir de la forma sorpresiva en que la pequeña se entera de que es la protagonista de la distinción.
El entretenimiento también tiene su espacio en el segmento que propone el cruce generacional entre padres e hijos, y abuelos y nietos, y donde se reeditan los viejos juegos y los personajes más rimbombantes de la infancia de los adultos, y se cruzan con los hobbies e ídolos de los más chicos.
Unos se informan sobre lo que antes entretenía, los otros conocen lo que ahora gusta, y entre ambos brindan un mensaje de unión e intercambio.
A su vez, la presencia del chupetómetro en homenaje a Carlitos Balá y el gusto que se dio Julián al personificar a Pepe Biondi, son otras formas de volver a aquella tele de la vieja usanza: la naif, la blanca, la que se encargaba sólo de informar, entretener y educar.

(Television.com.ar)

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