Apuesta. Guido se muestra contento de formar parte del proyecto televisivo que demandó una fuerte inversión.

Apesar de haberse curtido durante 28 años de su vida frente a las cámaras, soportar estoico reflectores implacables y crecer en un medio fagocitante, Guido Kaczka, a sus 32, aún no sufrió ninguna metamorfosis y luce símil adolescente tardío. Se autoproclama un animal de la televisión, que arma, produce y ejecuta –esto último, si lo considera necesario– ciclos que le den placer. El próximo jueves regresa a al frente de la conducción de Alto juego, un ciclo que combina preguntas y respuestas con eliminaciones extremas, y que irá a las 22.30, por Telefe. Es una adaptación del formato que nació en Londres y que demandó una fuerte inversión para realizar el estudio, montado en una torre de 35 metros de alto, y que se desliza hacia arriba y abajo, ubicado en Benavidez.
—¿Te da más presión que la habitual saber que se invirtió mucho dinero para el nuevo ciclo que vas a conducir?
—Te agarra un poco de miedo, pero en principio me da mucho orgullo ser parte de esto. Con Martín (Kweller, titular de Endemol, la productora) trabajamos codo a codo y vamos armando juntos los ciclos donde voy a estar, y en los que no, participo de la producción y el armado. Cuando siento que puede ser para mí, lo conduzco. Hace siete años que trabajamos así.
—¿El público lo puede emparentar con “Hombre al agua”?
—Puede ser, en cuanto a lo extremo. Hombre al agua se resuelve a los palazos, es más deportivo, éste tiene preguntas, y el contenido es diferente. En cuanto a la magnitud, te diría que no hay otro programa como Alto juego.
—¿Encaja un ciclo así dentro de esta televisión?
—Es otra propuesta, pero no siento que sea una bocanada de aire fresco. La verdad es que cuando aparecen ciclos diferentes y se nutre, se pluraliza en cuanto a contenidos, la tevé es mejor.
—Vas a estar en un prime time de un canal que ya no es líder. ¿Cómo lo sentís?
—A mí me encanta que Alto juego esté en Telefe, porque es un canal lindo para hacer ciclos de juegos, más allá de la situación del rating...
—Vas a tener que pelear contra un gigante.
—Es que no siento que tenga que pelear contra ShowMatch, como tampoco creo que Telefe y Canal 13 sean River y Boca, porque de fondo ninguno se lleva una copa. A uno le va mejor que a otro en términos de negocio, de industria. Y cuántos meses le fue mal a Telefe, éste es el primer mes.
—¿Cómo analizás tu experiencia como productor al frente de Kaberplay? ¿Fue positivo, te dejó un sabor amargo?
—A ver... Lo de la producción arranca con El último pasajero, donde fui parte de la idea. Laburo desde los 4 años y soy un animal de televisión. Me gustó lo que se hizo con Niní, son buenos resultados. Poner al aire un programa grande como Niní, para ese público, con tantos actores, me llena de orgullo. Y seguiré trabajando y seguiré produciendo.
—O sea que Kaberplay va a continuar.
—La productora está. Cuando se armó Kaberplay era una herramienta para producir un determinado proyecto. En El último pasajero yo tenía una sociedad, como Guido Kaczka, con Endemol en cuanto a la propiedad intelectual, ésa era la herramienta que estaba bien en ese momento. Kaberplay se armó porque para producir Niní hacía falta que haya una producción entre productoras y ya no entre personas físicas.
—¿“Niní” continúa para el exterior?
—Sí, es un proyecto que se sigue moviendo para afuera, en cuanto a ventas, y Kaberplay sigue estando atada al proyecto Niní. Los que arman las productoras son los programas, no es al revés. Primero tiene que haber ideas y la capacidad es lo que hace que una productora sea grande o chica.
—¿Cuánto te afectó el conflicto por supuesto plagio, los problemas económicos?
—La vida es solucionar problemas. Cuando se hace algo como Niní que funciona bien, bueno, trae aparejados problemas como éstos. Errores propios y de afuera. Y está bien. Eso es parte de producir. El rol de productor o director general de un proyecto me hizo madurar muchísimo. Te das cuenta de todas esas cosas que fuiste aprendiendo y valorás a los que te produjeron, como Gustavo (Yankelevich), Jorge Palaz, Gerardo (Sofovich), o Martín.
—Tenés una simpatía innata, ¿el medio te endureció un poco?
—La profesión tiene cosas buenas y otras que a veces no te gustan tanto, pero si te gusta el durazno bancate la pelusa. Siempre intento que la pelusa se agrande lo menos posible. De todas formas me hace feliz tener tanto recorrido, y de los errores uno va aprendiendo.
—¿Estás con ganas de comenzar de nuevo? (tras su ruidosa separación de Florencia Bertotti).
—Estoy ahí, muy nuevito como papá, disfrutando a Romeo, pero recomenzar, uno siempre está recomenzando...
—Me refiero a lo afectivo.
—Estoy bien, normal...
—Se viene otra etapa en tu vida.
—Eso es inevitable. Pasa que no quiero hablar por respeto a todo.
—Hablemos de tu hijo.
—Está divino y ahí estoy yo, aprendiendo a ser padre y él me va enseñando... Tiene dos añitos. Creo que hago todo lo posible para ser el mejor, y que él esté bien. Tengo un buen modelo de mis viejos, así que espero que sea igual.
—¿Lo consentís bastante o ponés límites?
—Que sepa que todo no se puede en la vida es fundamental. Esa es una frase de cabecera mía. Igual nunca tenés la chance de darles todo, y cuando elegís darles todo, hay algo que no le estás dando, que es el no. Los chicos también te piden un no. Estamos en la época del “dame, dame, dame”, esa sensación del que no llora no mama, y en definitiva, tal vez uno no lo sabe, y el chico está llorando para que le digan que no, no para que le digan que sí.
—Guido, ¿viste “Igualita a mí”?
—No, todavía no la vi. Tengo que ver ésa y también El origen y un par más...
El actor dormido
Guido Kaczka lleva siete años como conductor, rol que lo obligó, de alguna manera, a tomar distancia de su faceta como actor, algo similar a lo que le ocurrió en su momento a Julián Weich. “Puede ser que sea así. Me dijeron de hacer algunos ciclos, pero todo no se puede, tenés que elegir. Creo que actuar es jugar, y conducir también lo es, y ahí estás. Todos los conductores, hasta los que somos actores y devenimos en animadores, jugamos. De eso se trata”, cuenta.
Además, afirma que le gustaría volver en algún momento, con El último pasajero, y que se conforma con que Alto juego tenga un promedio acorde a la media del canal. Respecto de Tinelli y la competencia dice: “Me divierte, me engancha, hasta que siento que es mucho y cambio. Cuando algo es más divertido que violento, lo festejo. Si trabajás en televisión, respetás lo que se hace. Es cierto que a veces esos ciclos se desmadren, cuando se baja una línea violenta, de rivalidad entre personas, hay algo ahí que no me gusta. Ese es el límite, aunque a veces se lo puede pasar”. Gentileza d Perfil, hacia Todos con Telefe Siempre.
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